lunes, 19 de mayo de 2014

Plumaje rapaz, corazón real.

Hoy he reparado en aquello que decías de que cuando notamos que alguien nos mira, caminamos de forma diferente para lucirnos (sobre todo, según tu opinión, las chicas).
Puede que no sea del todo falso. No soy consciente de hacerlo yo misma, pero se aprecia en mucha gente.

Muchas personas son como pavos reales. Abren sus alas de vistosos colores para impresionar al resto de 'aves', y conquistar así el mundo.

Luego está el grupo de aves que no tienen colores tan vistosos, cuyas alas sólo poseen colores pardos y que se limitan a sobrevivir sin llamar la atención. Podría decir que nosotras formamos parte de éso. No me avergüenzo de ello. Ellas sobreviven del ingenio, los otros de su imagen. Y no está tan mal no tener que preocuparse por la apariencia.

Al fin y al cabo, son las plumas de los pavos reales las que se arrancan para hacer objetos de decoración y no las de las aves rapaces.





Unpredictable.

Quizás  Me hace gracia el hecho de que
Siempre comienzo mis textos de la misma forma. Predecible. En realidad todos los somos. Incluso aquellos que creen que rompen las normas. Se pueden adivinar nuestros movimientos y pensamientos aunque sintamos que formamos parte de un molde diferente. Los que se designan originales, no lo son. ¿Por qué? Porque sólo pensar que lo son los hace predecibles.
Parece mentira que todo lo que hacemos y respiramos esté designado por la estúpida sociedad. La cuál, por cierto, es más predecible aún.


Soy consciente de estar repitiendo demasiado la misma palabra, pero este texto lo requiere. Y no puedo negar lo necesario.






jueves, 1 de mayo de 2014

Amor pasado, añoranza presente

Ella posó su mano sobre la de él. Quizá más para inspirarle confianza que para mostrarle cariño. Porque poseían una relación fría y distante, pero sincera. Y cada día, ella solía preguntarse si valía la pena cambiar el cariño por la seguridad. Esa seguridad que él le inspiraba pero  que no era más que eso, más que simple seguridad. Sabía que no podía vivir sólo a base de su protección.
Ella ya había querido, no a alguien que la protegía, sino a alguien que la amaba. Y en aquellos momentos en los que a su alrededor sólo veía acumulaciones de riqueza, en aquellos mismos momentos, se daba cuenta de que a lo mejor no había elegido tan bien como había creído en un principio.

Y la vida es así, unos viven del amor y otros del dinero. De hecho, existen pocos que vivan de ambos a la vez. No es la única elección que nos toca tomar, pero es una de las múltiples que hay.